domingo, 17 de marzo de 2019

La meta

Suena el disparo de salida, sales con gran impulso e ilusión de la línea de salida preguntándote  en qué momento fuiste colocada en ese puesto cuando no tenías pensado ni correr... intensa, eufórica y con fuerzas para echarle a lo que venga... pero poco a poco te empiezan a fallar las fuerzas, y ves como tus zancadas cada vez son más cortas y te falta el aire, caes en algunos tramos, pero siempre vuelves a levantar e intentarlo de nuevo... pero llegas a un tramo del camino en el que tienes que parar... no puedes avanzar... y ves como todos te pasan por delante pero te da igual, no estás sola, una botella con agua que te ha ido recuperando a lo largo del trayecto te acompaña. pero esta vez cuando te dispones a beber ya apenas quedan gotas ...  Allí te quedas inmóvil sin querer pensar en nada para no sentir nada... y para cuando te ofrecen la última gota la rechazas diciendo que ya no tienes sed y que ya ni fuerzas te quedan para seguir ...  Empieza a llover al otro lado, donde la botella se quedó tirada llenándose de nuevo gota a gota, y lo observas y te preguntas si aún estarías capacitada para un último esfuerzo y justo cuando empiezas a mover un dedo para comprobarlas otra mano alcanza la botella  y la acerca a la fuente que lentamente la irá llenando y esta vez no es para ti... Sientes dolor pero al mismo tiempo alivio, sabes que el tiempo lo cura todo y que lo que hoy te hace llorar mañana te reirás con la botella y con quien quiera que la sostenga... oigo un ruido a mi espalda... abro mi mochila y sonrío... había olvidado mi vieja cantimplora por la mitad... en que momento deje de usarla y rellenarla para olvidarme de que siempre estaba conmigo...  es momento de beber de ella recuperarme y luchar por volver a la línea de salida recordándome que esa ya era mi meta...

Nadie pierde...  al revés, todos ganamos y que sean 5 kilómetros más como mínimo...